Un mecánico de calderas sufrió una caída mientras realizaba trabajos de reparación en una caldera. El día del accidente, el mecánico realizó importantes trabajos de reparación en una caldera rota, ubicada en el sótano de un edificio. Al acceder a la caldera, cayó tres metros desde una escotilla de la acera, y aterrizó de espaldas. El mecánico (el demandante) demandó al dueño de la propiedad, al arrendatario del primer piso, y a su compañía de mantenimiento (los acusados), bajo la ley de andamios de Nueva York, por su lesión por la caída. La ley de andamios protege a los trabajadores que participan en una serie de actividades de construcción. Una de las “actividades de construcción cubiertas” más litigadas es el trabajo de reparación.
El Accidente de la Lesión por Caída
El mecánico de la caldera usó la escotilla de la acera, insegura, para acceder a la caldera. No conocía ningún otro medio de acceso. El mecánico visitó el edificio por primera vez varias semanas antes de su lesión por caída. Durante esa visita intentó reparar la caldera. Para realizar esta reparación previa, su empleador le había dado llaves con instrucciones para abrir una puerta enrollable que cubría la entrada al primer piso, usar otra llave para ingresar a la oficina del arrendatario del primer piso, y luego caminar hacia la escalera que conduce al sótano donde se encontraba la caldera.
También le indicó que las llaves de la puerta enrollable, del arrendatario del primer piso, no funcionaban, y que posteriormente ubicara una escotilla en la acera, ubicada en el frente del edificio, que daría acceso a la caldera en el sótano. Cuando el regresó al local, varias semanas después, volvió a entrar por la escotilla y se dirigió a la ubicación del sótano de la caldera. Mientras salía por la escotilla, intentó levantarse agarrando la abertura de la escotilla. Estaba de pie en la escalera en ese momento. De repente perdió su agarre, lo que lo hizo caer diez pies al piso del sótano de abajo, sobre su espalda.
¿A Quién Culpar?
El demandante argumentó que nunca se le informó sobre un medio más seguro para llegar a la caldera del sótano. El camino de acceso consistía en atravesar un garaje a 200 metros de la entrada principal. El propietario del edificio argumentó que le dijo al empleador del demandante sobre este método, más seguro, de llegar a la caldera del sótano varios años antes (cuando el arrendatario del primer piso alquiló el espacio por primera vez, y le cambiaron las cerraduras), pero admitió que no recordaba haberle dicho al empleador del trabajador lesionado después de eso.
El mecánico de la caldera había estado en este local solo una vez antes del incidente. Declaró que nadie le habló de este método más seguro para acceder al sótano. Los acusados trataron de desestimar el caso de lesiones por caída. El dueño de la propiedad argumentó que la ley de andamios no se aplicaba. Argumentaron que el mecánico se dedicaba al mantenimiento de rutina en ese momento, porque el empleador del mecánico mantenía continuamente las calderas. La ley de andamios no se aplica a los trabajos de mantenimiento de rutina. El mecánico admitió que su empresa mantenía la caldera y realizaba inspecciones anuales. Sin embargo, el demandante argumentó que el trabajo en cuestión era la reparación de una caldera que no funcionaba y, por lo tanto, no podía considerarse un mantenimiento de rutina.
El Acuerdo de Lesiones por Caída
Como resultado de este accidente, el trabajador lesionado afirmó haber sufrido hernias en L-4-5, L5-S1 y C4-5 que requerirían una cirugía de fusión cervical y lumbar. Argumentó que seguía experimentando un dolor intenso, y un rango de movimiento limitado. Como resultado de esto, argumentó que necesitaría una atención extensa en el futuro que costaría aproximadamente $900,000. Además, el demandante ganaba aproximadamente $70,000 al año antes de su accidente. Afirmó que sus lesiones, y las limitaciones que le causaron, lo dejaron permanentemente desempleado.
El caso se resolvió por $3,075,000 antes de que el juez tuviera que decidir las mociones de los acusados para desestimar este caso. El dueño de la propiedad pagó $3,000,000, el arrendatario del primer piso pagó $60,000, y su agente pagó $15,000. Es importante encontrar y contactar a un buen abogado de lesiones personales para su caso de lesiones por caída para obtener el resultado que se merece.